Un espacio terapéutico para habitar tus procesos con calma y presencia

Acompañarte como quien entra en una habitación en silencio

Entiendo la terapia como un encuentro honesto, sin etiquetas ni prisas. Un lugar donde mirar con claridad aquello que duele, reorganizarlo y encontrar formas de cuidarlo. Cada historia trae su ritmo y su lenguaje, y mi labor es sostenerlo con presencia, escucha atenta y herramientas precisas.

Me inspiro en el Kintsugi, una técnica japonesa que repara la cerámica con barniz y polvo de oro. Las grietas no se esconden: se integran y transforman. Así acompaño los procesos terapéuticos; no para volver a un antes, sino para reconstruir desde lo que ahora sabes.

Hay formas de reparar que no consisten en ocultar las heridas, sino en darles un lugar. Ese lugar lo construimos juntas/os paso a paso.

Cuento con experiencia acompañando dinámicas familiares complejas, crisis de pareja y situaciones de bloqueo interno. También trabajo con personas en momentos vitales de cambio que necesitan recuperar un sentido de estabilidad, agencia y calma para seguir avanzando.